Monday, October 22, 2012

Una separación falaz.


La filosofía y la música por sí mismas quedan atrapadas en su propia telaraña. La filosofía se come a la filosofía; la música a la música. En la relación Música y filosofía, la filosofía –y no es culpa de ella- ha tomado el papel protagónico, pero monologa, de esa manera nos dice lo que es la música; sin embargo, si el mundo es una creación colectiva, hace falta el diálogo: una música con más filosofía y una filosofía con más música. Es decir no únicamente una  filosofía de la música, sino también una  música de la filosofía

Las personas, en la actualidad,  presuponen ya una separación, producto de la especialización imperante, entre música y filosofía, pero es una separación falaz porque el filósofo puede adentrase a la música en el momento, los instrumentos musicales están dispuestos para que tome uno y lo haga sonar; el músico también puede adentrarse en la filosofía cuando quiera, los libros están abiertos en el momento que lo desee. Hoy, para estudiar  música o filosofía no es necesaria la institución, menos en nuestro país que como ya sabemos tiene crisis institucionales por todos lados: crisis en educación, crisis en música, crisis en filosofía, crisis electorales, crisis económicas,  crisis religiosas, crisis de derecha, crisis de izquierda, crisis arriba, crisis abajo, crisis por aquí, crisis por allá,  y más allá también hay crisis, crisis por todas partes, sin embargo, con todo y crisis, las disciplinas música y filosofía están abiertas para el que, armado con un poco de deseo y un poco de paciencia las aborde y comparta sus descubrimientos, sus creaciones.  Así han subsistido y me temo que por un buen tiempo así subsistirán. No hay tal separación. No hay música sin pensamiento y no hay filosofía sin música.

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