La creación musical, literaria,
pictórica, escultórica, cinematográfica, dancística, historiográfica, matemática, filosófica… cualquier obra de
cualquier tipo- es un
homenaje a -y con- los
creadores pasados y los que están por venir. La obra es una ofrenda de un
artista a otro, un diálogo entre artistas, entre amigos. Mediante la obra
conocemos al creador, y mediante el creador –y su obra- conocemos a una sociedad
y nos conocemos. Pienso en Milan Kundera parlando en sus obras con creadores,
con obras, con personajes reales y ficticios: con Rabelais, Cervantes,
Pantagruel, Stravinski, Janequin, Don Quijote,
Schoenberg, Kafka; pienso en Nietzsche dialogando con Wagner, con Beethoven,
con Sócrates, con Schopenhauer, platicando incluso con divinidades persas,
griegas y escandinavas, pienso en todos ellos charlando conmigo. Y luego pienso en el arte de Tijuana. ¿Con
quién dialogan sus artistas? Cuando eso me sucede, a veces me pongo escéptico
schopenhaueriano y dudo que haya
creación, o que si la hay es pésima; pero luego me pongo eudemonista
leibniciano y digo que todo está bien, que si hay tantos foros de arte
(Entijuan-arte, Revolucion-arte, Multi-arte…) entonces es porque, al menos la
palabra “arte”, sí existe en Tijuana.
No comments:
Post a Comment